Que personajes de televisión, farándula, etc., quieran ser políticos ‘profesionales’ es legítimo. Es su derecho democrático nos guste o no, pueda que lo hagan mejor que muchos asambleístas que sí saben actuar y de eso se trata la política. Lo que hace un político es interpretar, construir un personaje.

Ciertos actores, cantantes, presentadores de televisión, futbolistas, influencers, ‘famosos’..., al menos sabrán interpretar un guion, canción, seguir una táctica de juego, se dejarán dirigir, pueden seguir la ‘lógica’ de un partido, movimiento. Su máximo valor será interpretar lo que les digan, dejarse dirigir por el jefe del partido, movimiento. ¿Cuál es la lógica de los partidos?, que ‘famosos’ se lancen a ser los extras de la democracia; siempre se necesitará seguir moviendo el circo. La historia lo ha demostrado que poner ‘famosos’ o hacer política vulgar al estilo de mencionar que las mujeres los saludan con sus calzones, asegura a la gente de siempre un espacio para seguir enquistados. Los requisitos para ser político ‘profesional’ son tener nacionalidad ecuatoriana, haber cumplido 18 años de edad al momento de la inscripción de la candidatura, estar en goce de los derechos políticos. Se dice que corrupción es postularse a candidato o aceptar un cargo público para el cual no está preparado, o que estando en cargo público y no hizo nada tiene la desfachatez de volver a presentarse a elecciones. No quiero estigmatizar ni generalizar. Entiéndase bien, los “famosos” deben estar en los comicios, y las telecomunicaciones, redes sociales deben tener representantes, el problema es que llegan sin atributos y experiencia en administración pública, y cuando están en el poder son solo actores de reparto, reciben sueldo como extras, ya que los que juegan al poder son los verdaderos políticos al servicio de los que tienen al país secuestrado en su circo doctrinal. (O)

Juan Francisco Yépez Tamayo, abogado, Guayaquil