Ante tanta tragedia que se está viviendo en el mundo: pandemia, guerra, desastres naturales; escribo por aquellas mujeres víctimas que han muerto luchando por alcanzar reivindicaciones laborales y sociales; las víctimas de violencia, agresiones y abusos; silentes en el trabajo del hogar y aquellas que alzaron sus voces y se hicieron escuchar.

También pienso en las mujeres de mi familia, amigas y aquellas que he conocido, profesoras, jefas, alumnas, trabajadoras en casa que cuidaron de mi hija, compañeras de trabajo, las que me enseñaron con sus vidas que no somos especiales solo por ser mujeres, sino que podemos trabajar, estudiar, ser madres y esposas a la vez; damos vida, lloramos y reímos a carcajadas sin avergonzarnos y somos libres, llenas de sensibilidad, creatividad, solidaridad. Debemos ser menos ‘diosas’ y más humanas con una misión clara: hacer un mejor mundo para todos. (O)

Andrea Mora Dávila, abogada, Madrid