Sobre la muerte cruzada, llama la atención que después de la protesta de los indígenas y grupos sociales, en las mesas de diálogo se estén superando los problemas económicos y sociales del país y el pueblo, es decir que tuvo que haber una protesta social que casi termina en caos total para que el Gobierno hiciera lo que tenía que hacer desde el primer día de su mandato.

Por falta de experiencia política será difícil gobernar con todo en contra, donde solo la muerte cruzada es la última carta en el juego de los intereses creados de la política ecuatoriana. Dicha ‘solución’ sería temporal, ya que en el futuro en las nuevas elecciones, vendrían los mismos de siempre y gobernarían con la misma Constitución. El problema se superaría con una Asamblea Constitucional aprobada en consulta popular, para elaborar una ‘nueva’ Constitución a favor de los intereses del país, pero no del socialismo que nos dejó como herencia el correísmo, sin esperanza de mejores días.

Reflexión: ¿Qué conviene, la muerte cruzada o una nueva Constitución? (O)

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Ángel Calderón Mayorga, economista, Guayaquil