Cuando comencé a trabajar y en el rol de pago me venía el descuento del IESS, al principio me molestaba porque el descuento lo veía muy alto. Pero al tener que visitar hospitales como visitador médico, comprendí que era una solución a futuro si Dios me daba el privilegio de llegar a la última etapa de mi vida.

En esa labor veía pacientes jóvenes, mayores en el Seguro Social y pensé, “esto para el afiliado es lo que le asegura una protección a su salud y economía en sus últimos años de vida”, y así funcionó hasta que las autoridades comenzaron a ver al IESS, que es de todos los afiliados, como una caja chica para cubrir sus promesas de campaña. El Seguro Social está en su peor época, generalmente al afiliado le dice venga después de tres meses y compre esta receta porque estamos desabastecidos de medicinas. Dios permita que lleguen a dirigir el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social ecuatorianos que deseen servir y no metan más manos en esta institución. Por conciencia, el Gobierno debería reconocer el 40 % que de un plumazo se le quitó a la institución, por lo tanto, se mandó a la miseria a los jubilados, ya que la inflación no se detiene. El sueldo del jubilado se redujo y la lucha de vivir se complica más. (O)

Colón Vicente Quiroz Ferruzola, Guayaquil