Considerado como una plaga existente y andante, el ser humano sigue siendo cómplice de grandes desastres naturales dados por su contaminación y su falta de educación medioambiental. Su irresponsabilidad e ilógico accionar poco a poco va llevando todo a un punto marcado de consecuencias graves y sin arrepentimiento.

Lástima por aquellos que no logran conocer una tortuga marina, un pingüino..., o que un oso polar deja de ser un portentoso atractivo del Polo Norte. Pobres aquellos de mente necia que botan basura, contaminan la naturaleza sin parar, a cada momento. ¡Cultura!, necesitan para forjar nuevos pensamientos para cuidar y respetar lo que está agotable, lo perecible, lo que puede desaparecer en un chasquido de dedos, a millones de especies, tal como ya lo hacen. (O)

Jimmy Guale Galdea, estudiante de Comunicación, Guayaquil