Es común escuchar que la juventud no lee, prefiere los medios electrónicos para enterarse de las noticias, informarse. La juventud sí se interesa por leer, lo que puede ser verdad es que los libros, les resultan todavía costosos, aspecto que deberá ser tomado en consideración por el Ministerio de Cultura.

En la Feria Internacional del Libro de Guayaquil (FIL-G), que fue del 21 al 25 de septiembre, en el Centro de Convenciones de dicha ciudad, vi un gran número de jóvenes muy interesados en los libros, sobre todo de literatura. Una joven compró dos libros muy gruesos, me indicó que se los leería en una semana cada uno. Comento, a muchos jóvenes les gusta leer libros de papel. Observé en dicha feria, en un estand, obras muy económicas en muy buen estado (no pregunté si eran usadas o nuevas). En general, en la feria los libros estaban rebajados en precio. Los estudiantes de colegios y universitarios se motivan con el evento anual.

Atrás quedaron las épocas que escritores, libreros y editoriales exhibían sus libros en las dos aceras de la avenida 9 de Octubre de Guayaquil, colocando mesas (tableros sobre bancos) para exhibir sus obras y venderlas al público; recuerdo que dormían debajo de estas para cuidarlas de los ‘amigos de lo ajeno’. Posteriormente ocuparon las amplias aceras del parque Centenario. Finalmente el exalcalde Jaime Nebot les dio las instalaciones del antiguo aeropuerto de Guayaquil, convertido en salón de exhibiciones hasta la fecha. En la Feria Internacional del Libro de Guayaquil (FIL-G), mi invitante, el doctor Efraín Pérez Camacho, vio expuestas sus obras de derecho administrativo. La Municipalidad de Guayaquil regaló publicaciones del bicentenario de la Independencia de Guayaquil. Yo escogí el libro del doctor Francisco Campos, Compendio histórico de Guayaquil, desde la fundación hasta el año 1820, lo estoy leyendo. (O)

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Sucre Calderón Calderón, abogado, Guayaquil