Dicen que las lluvias de mayo traen consigo buenos presagios. Por suerte en Guayaquil llovió. Ojalá sea el anuncio de que se resolverán los taponamientos de las aguas lluvias para que la ciudad no se vuelva a inundar.

La academia ha planteado algunas soluciones para controlar las inundaciones en Guayaquil, unas de cal y otras de arena. Sugieren, por ejemplo, convertir en áreas verdes todas las aceras, parterres, zonas de parqueo y hasta los patios de las casas, para que las aguas lluvias se infiltren en el terreno y no se escurran hacia el alcantarillado. También sugieren fomentar el uso de “concretos permeables” o “adoquines ecológicos” para pavimentar parqueos, aceras, ciclorrutas, camineras, patios y otros; por la ventaja de que dejan pasar el agua a su través. Los “adoquines ecológicos” pueden ser huecos, o compactos, pero los primeros son incómodos para caminar. Y los “concretos permeables” son hechos en sitio, de contextura macro porosa y por eso no resisten el tráfico vehicular. Además sugieren cambiar las pendientes de las calles hacia el parterre para que las aguas lluvias se acumulen en el centro y rieguen las plantas; y cortar y levantar la franja central de los carriles de concreto de la Metrovía, para formar una zona verde entre las llantas. En realidad, no se debe hacer lo uno ni lo otro; cuando estuve a cargo del Centro Técnico del Hormigón, estudiamos a fondo los pavimentos de concreto. Creo que más importante es modernizar la recolección de la basura que no ha variado mucho en los últimos 30 años, y limpiar los colectores de las aguas lluvias. La basura mal recogida obstruye dichos colectores, y como nadie se queja porque no apesta ni se rebosan como los colectores de aguas servidas, el problema pasa inadvertido para el Municipio de Guayaquil.

Ojalá que la nueva gerente de Emapag (Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Guayaquil) entregue mejores resultados. (O)

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Carlos Luis Hernández Bravo, ingeniero civil, avenida Samborondón