La inseguridad social a la que nos enfrentamos es indignante. ¡Cómo las cárceles ecuatorianas pueden contener armamentos que incluso denotan superioridad a la seguridad que debería proporcionar el Gobierno! ¿Nuestro sistema judicial es realmente eficiente, qué es lo que realmente sucede en los centros reclusorios nacionales? La corrupción en el sistema judicial es cada vez más notoria, permitiendo que estas organizaciones criminales se hagan notar en las cárceles y también a nivel nacional a través de sus conexiones con el mundo exterior.

La realidad nos obliga a los ciudadanos a acostumbrarnos inconscientemente al miedo, con la esperanza de una posible mejora a mediano plazo. Las fallas del gobierno hacen que día a día perdamos la fe en su eficacia en esta inquietante lucha contra el crimen. ¿Acaso no hay más salida que considerarnos un Estado paralizado y confundido que acepta continuamente decisiones ineficientes? (O)

Kristhel Maylin Alvarado Ruiz, Santa Rosa, El Oro