Hoy en día, hablar de inseguridad podría parecer imaginario, sin embargo, es la realidad patética sobre una sociedad indefensa. Entonces, cuando hablamos de violencia es importante detenernos a analizar la importancia de la Policía, quienes son seres humanos, con virtudes y defectos, que están formados física, técnica, táctica y psicológicamente para su defensa. Su responsabilidad es muy delicada, con el estado y la ciudadanía en general. ¿Cuál es el principal problema que tiene que abordar? La delincuencia organizada, causante de corrupción, narcotráfico, violencia, secuestros, entre otros.

En la actualidad hay 40.000 policías, sumados los 300 recién graduados, para la Zona 8, para que trabajen en seguridad. Podemos afirmar que la solución, para terminar con el hampa y el crimen organizado no está en la cantidad de uniformados, sino en una verdadera ejecución política pública de seguridad. Ningún número de policías bien entrenados será suficiente cuando vemos que las bandas criminales están mejor armadas y con estrategias para actuar. Solo dos ejemplos del irrespeto a los policías son, recientemente, cuando delincuentes intentaron asaltar una bodega con droga, vía a la costa, pero se llevaron ocho armas, y en Portoviejo, en un UPC se llevaron 19 pistolas. Además, en mayo, se sustrajeron 150 pistolas de un centro en la Atarazana y de la misma forma, en Quevedo. Es decir, que a la misma Policía le roban las armas, para, probablemente, ser utilizadas en asaltos, crímenes contra la indefensa ciudadanía.

Mientras haya corrupción no habrá policía que le calce a la delincuencia; además por la falta de transparencia del sistema judicial. El Gobierno debe reconocer a los gendarmes o ciudadanos, que en defensa propia se protegen, con algún reconocimiento al valor, como sucedió hace poco con un servidor policial. No podemos seguir en manos de los delincuentes. Señor presidente, uno de los primeros proyectos de ley que debe ser presentado a la Asamblea es sobre el derecho a la defensa del ciudadano y del gendarme. También debe blindarse a los policías, para que no terminen presos por cumplir con su deber. Además, la lucha debe ser de todos, Gobierno, policías y ciudadanía. (O)

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Robespierre Rivas, periodista, Guayaquil.