Las extorsiones no tienen un fin. Los delincuentes exigen dinero a dueños de tiendas para darles ‘seguridad’. El trabajador busca ganar dinero honestamente, salir adelante por su familia. El ladrón, busca dinero fácil.

Deseo una ciudad sin intimidaciones de gente mala. El presidente Lasso tiene que combatir la extorsión. (O)

Erick Alexander Soriano Salazar, Guayaquil