Actualmente se torna fundamental aplicar un modelo de economía basado en la biología, la cual desde su conceptualización aborda múltiples factores y procesos inmersos en lo económico y social, partiendo desde los sistemas agrícolas, ecológicos, alimentarios y de salud, para proporcionar bienes y servicios que beneficien a la población.

A raíz de la revolución verde se vienen promoviendo desde los conocimientos de la ciencia, la investigación y el desarrollo de la biotecnología nuevas alternativas de producción, impulsando una economía sustentable y sostenible para superar la grave crisis social, económica y ambiental. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), “en América Latina hay un gran potencial para el desarrollo de la bioeconomía, como una alternativa para la diversificación productiva y la agregación de valor en el medio rural, especialmente en los sectores agrícola y agroindustrial”. Es necesario impulsar productos que sustentados en la biología en alimentos, materiales y productos químicos, minimicen los impactos al medioambiente y permitan fortalalecer la economía. Este modelo se fundamenta en “una economía basada en el consumo y la producción de bienes y servicios derivados del uso directo y de la transformación sostenible de recursos biológicos, incluyendo los desechos de biomasa generados en los procesos de transformación, producción y consumo; aprovecha el conocimiento de los sistemas, principios y procesos, y las tecnologías aplicables al conocimiento y la transformación de los recursos biológicos y a la emulación de procesos y principios biológicos”, dice la Organización de las Naciones Unidas. Este modelo resulta una alternativa para impulsar un territorio innovador e inteligente que mediante políticas públicas mejore el tejido social y potencie el desarrollo rural. (O)

Vicente Mera Molina, arquitecto, Portoviejo