La historia del mundo nos enseña que la invasión a los territorios es por el poder. Cualquier motivo, llámese pretexto, desde los tiempos de Atila, Napoleón, Hitler, etc.; con la debida proporción y distancia, parece que tenemos un líder con sueños de perro, pretensiones de poder. O si no es un sueño, simplemente sería convertirse en tonto útil para terceros como para el prófugo de la justicia.

Cierto líder con sus huestes poco deliberantes acostumbra a invadir ciudades de nuestro país; digo nuestro porque el presunto líder cree tener territorios independientes en las llamadas comunas. En invasiones ha intentado, y bastante ha conseguido, la destrucción de ciudades y obras de primera necesidad y estratégicas. El país, mi Ecuador, pierde millones de dólares diarios cuando existe paro, que podrían servir para justamente el beneficio de los pobres sean o no sean indígenas; pierde posibles beneficios del exterior como inversiones, bajos intereses, etc., por el incremento de la calificación del riesgo país. A un padre no se puede pedir que gaste más de lo que gana. A presuntos líderes no les importan muertos envenenados por el agua potable o impedir que los productos alimenticios lleguen a los mercados, impone prepotencia con la invasión fuera de la ley. Finalizado el paro, pedimos al presidente Lasso actuar para no permitir más invasiones. (O)

Nelson Aníbal Ramos Paredes, ingeniero civil, Quito