Amigo cordial, fue Gustavo Noboa Bejarano; nos comunicábamos cuando había temas para compartir. El domingo 7 de febrero recibí de él, por WhatsApp, su nota sobre la delicada cirugía a la que se sometería el miércoles 10, “estoy tranquilo, fuerte abrazo”, concluía. El viernes conocí del avance de su recuperación. El martes 16 falleció. Quiero recordarlo como el ciudadano que evidenció la calidad de serlo, en las circunstancias que asumió y ejerció la Presidencia de la República.

Carlos Julio Arosemena Tola (1947–1948), Clemente Yerovi Indaburu (1966) y Gustavo Noboa Bejarano (2000-2002) fueron tres ecuatorianos que llegaron al Gobierno en momentos de riesgo de cuasi-disolución de la institucionalidad de las funciones del poder público, que cumplieron con el Ecuador.

Arosemena estabilizó la democracia después del golpe militar que expulsó a Velasco Ibarra en agosto de 1947, y de la renuncia del vicepresidente Suárez Veintimilla.

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Yerovi, ante el abandono de la dictadura militar de 1963-1966, asumió el poder el 29 de marzo de 1966 y lo entregó a la Constituyente que él convocó, y se reunió el 16 de noviembre de ese año. Su gestión fue restablecer el respeto a todos los derechos y estabilizar la economía, lo hizo en menos de ocho meses.

Errores en decisiones políticas y económicas de los años 1998 y 1999, colocaron al Ecuador al garete. No había rumbo alguno. La devaluación pulverizaba a la moneda de entonces, el sucre. Mahuad, más asustado que convencido, amarró la nave a la dolarización el 9 de enero del 2000. Sectores militares con el apoyo de grupos de izquierda y de nacionalidades indígenas se tomaron el poder el 21 de enero, con un triunvirato presidido por el coronel Gutiérrez, cuya principal consigna, a más de la expulsión de Mahuad, era dejar sin efecto la dolarización. Desde febrero de 1999, Hugo Chávez gobernaba Venezuela y esa debía ser la línea a seguir. ¿Cómo estuviera el Ecuador, de habérselo hecho? En la noche del 21 el mando militar remplazó a Gutiérrez con el general Mendoza, sin este tener idea de qué hacer. En la madrugada del 22 de enero de 2000 llamaron al vicepresidente Noboa. Él supo direccionar al gobierno para que el Ecuador no siga al garete, tenga un rumbo con la dolarización, la que ha podido continuar a pesar de prácticas de autoritarismo, corrupción y pandemia de tiempos más recientes.

Honor a quienes cumplieron con la patria, sin pretender perpetuarse en el poder. (O)

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León Roldós Aguilera, bogado, Guayaquil