Funcionarios públicos se han ‘agarrado’ de la pandemia para empeorar su atención, se indica que no tienen el expediente, que están en sus casas, que tienen miedo al virus; mientras viven jugando fútbol y de fiesta en fiesta. Creo que la bandera la lleva la Función Judicial, sobre todo en los juzgados de lo civil.

Simples peticiones demoran semanas en ser contestadas, ni qué decir cuando toca citar a un demandado. Para colmo, no pueden prestar la ayuda necesaria para la ubicación de un requerido. Cuando se les pide de favor que nos ayuden respondiendo algo o ubicando para una simple diligencia de firma o de entrega de documentos, se molestan y se demoran; a lo mucho cuando son amigos o conocidos muestran algo de empatía; el resto, que se los lleve el diablo. Me imagino que esto han de esperar los funcionarios de los juzgados de lo penal. Suena duro, pero sería bueno que se depuren las instituciones públicas, salgan estas personas que entorpecen los trámites mediante los correspondientes sumarios, se disminuyan los sueldos, y entren personas que al menos tengan algo de humanidad en atender con rapidez las peticiones que ya son previsibles, cuestiones de mero formato que bien se pueden atender en pocos minutos. (O)

Roberto Francisco Castro Vizueta, abogado, Guayaquil