Se han cumplido doscientos años del histórico encuentro de Simón Bolívar y José de San Martín, ocurrido el 26 de julio de 1822. Ambos habían coincidido en iniciar sus respectivas campañas de liberación y compartían el sueño de liberar todos estos territorios de España. El encuentro y las reuniones fueron breves pero muy cordiales: apenas 38 horas, habiendo regresado San Martín la madrugada del 28.

El consulado argentino con la Academia Nacional de Historia, Capítulo Guayaquil, reunieron en días pasados a 8 historiadores de diferentes países en un conversatorio llevado a cabo en el Salón de la Ciudad, a pocos metros de donde ocurrieron los diferentes actos de la entrevista original. Hubo discrepancias e interpretaciones sobre las intenciones de los Libertadores.

Lo que está fuera de dudas es que entre ambos (Simón Bolívar y José de San Martín) se respetaban y admiraban.

No existen actas de dicha entrevista. Las conversaciones fueron privadas, pero los resultados fueron evidentes. Guayaquil no se anexó al Perú como pretendía San Martín. Bolívar y Sucre finalmente llegaron a Lima con sus tropas, para culminar en diciembre de 1824 la campaña emancipadora iniciada por San Martín en 1820.

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Bolívar deseaba y utilizaba el poder para lograr sus fines y lograr su sueño de una gran nación sudamericana. San Martín era militar, no era político y desdeñaba los enredos e intrigas del poder. En consecuencia, prefirió retirarse a Mendoza; luego, a Europa; sentía que ya había cumplido con su deber: haber ayudado a liberar Argentina, Chile e iniciado la del Perú. Le pidió expresamente que venga con sus tropas, que él estaba dispuesto a luchar bajo su mando. Otros interpretan que la decisión de retirarse fue para dejarle el camino y la gloria de libertar Perú exclusivamente a Bolívar.

Lo que está fuera de dudas es que entre ambos se respetaban y admiraban. San Martín guardó siempre, hasta su muerte en 1850, un cuadro de Simón Bolívar en su residencia, durante su exilio voluntario en Francia. (O)

Luis Villacrés, Samborondón.