Escribo sobre la situación en torno a Ucrania, basándome en la opinión del ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Serguei Lavrov.

En los últimos días, la maquinaria propagandística de Occidente y Ucrania se ha dedicado exclusivamente a fomentar la histeria en torno a los videos que, según entendemos, han sido grabados por el ejército y el servicio de seguridad ucranianos en Bucha, en la provincia de Kiev.

La pregunta que se plantea es la siguiente: ¿cuál es el motivo de esta provocación claramente falsa, cuya veracidad es imposible de justificar? Tendemos a pensar que se trata de un deseo de encontrar una excusa para interrumpir las negociaciones en curso; ... fue en ese mismo momento, tres días después de que nuestros militares se retiraron de Bucha, cuando se organizó allí la provocación de la que hablamos hoy. En cuanto los medios de comunicación occidentales difundieron la falsa noticia sobre Bucha, los negociadores ucranianos intentaron interrumpir el proceso de negociación.

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Partimos de que la comunidad internacional debe conocer la verdad sobre la voluntad de la parte rusa de trabajar con honestidad y coherencia en la mesa de negociaciones. Si la delegación ucraniana sigue afirmando que es necesario que la Federación de Rusia tome algunas medidas adicionales, se niega (como lo está haciendo ahora) a siquiera discutir las tareas de desnazificación y desmilitarización, la restauración de los derechos del idioma ruso, declarando que no tienen problemas con el idioma ruso, los derechos de la población rusohablante y la nazificación de todos los ámbitos de la vida del país; no creo que esto contribuya al desarrollo del proceso de negociación.

Queremos instar una vez más a los responsables de las acciones de Kiev a que se den cuenta de su responsabilidad con respecto a la seguridad en Europa, al futuro del orden mundial y a las garantías del cumplimiento de todos los principios de la Carta de la ONU. Rusia está lista para esta conversación.

No queremos que se repita el destino de los acuerdos de Minsk. No podemos permitirlo. (O)

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Vladimir Sprinchan, embajador de Rusia en Ecuador, Quito