Las imágenes que llegan de Nicaragua, pese a los desmentidos gubernamentales, no dejan lugar a la duda. Daniel Ortega es hoy un gobernante tiránico que por sus actos y declaraciones parece dispuesto a resistir al precio que sea. Su revolución no triunfó, perdió las elecciones frente a Violeta Chamorro y desde el poder parece que se está cobrando la revancha.

Con el tiempo, quienes auparon a Ortega por su pasado quizás tengan que disculparse. Por ahora sería conveniente que el frente de oposición no se desintegrara, la resistencia moral frente a Ortega se mantuviera firme y los organismos supranacionales latinoamericanos no tardasen demasiado en reaccionar. De lo contrario, Ortega, como su amigo Nicolás Maduro, saldrá ganando. (O)

José Morales Martín, Palafrugell, Girona, España