En economía, eliminar, reducir o reformar los subsidios ineficientes que frecuentemente benefician a las clases media y media alta más que a la pobre, sería una medida deseable que tiene muchas ventajas, estableciendo ante todo acciones compensatorias y claras. Se hace obvio concluir que es necesario que estemos en una posición financiera muy buena y no en crisis profunda como en la que estábamos cuando el presidente Lenín Moreno la decretó, provocando la reacción popular que lo obligó a retirarla. Quien pudo haberla realizado era el cuerpo económico de Rafael Correa cuando tuvimos bonanza petrolera, siempre y cuando al mismo tiempo hubieran decretado medidas compensatorias.

En aquellos días yo decía que asumiendo un subsidio de 1.000 millones y siendo cada punto del IVA (impuesto al valor agregado) alrededor de $ 340.000, se podía compensar con una baja de 3 puntos menos del IVA, y que el Estado al no necesitar dinero no tocaría un centavo del subsidio y palearía un poco la medida.

Conclúyase que cuando se eliminan subsidios no es para que le quede dinero al Estado y lo gaste a discreción, sí es para que el pobre sienta el beneficio.

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Por otra parte, cabe mencionar que el bono también es un subsidio que revela el incremento de la pobreza y que se lo reduce generando empleo. (O)

Miguel A. Farra Negrete, Guayaquil