Es muy penoso constatar en los diferentes actos del convivir cotidiano la ausencia en el Ecuador de un componente fundamental e indispensable para el desarrollo de los pueblos. Los pueblos se desarrollan por la participación civilizada, activa y racional de sus ciudadanos. Sin embargo, es muy evidente en nuestro país que la participación es carente de todas las características mencionadas, se aplauden y justifican acciones, análisis, irracionales, participaciones violentas en todos los ámbitos y niveles del pueblo. Lo más patético está en dirigentes políticos, asambleístas, gremiales, asesores, funcionarios, sociedad. Allí tenemos un asesor económico (economista) de la dirigencia indígena, cuestionando al ministro de Finanzas en una entrevista televisiva, responsabilizándolo de la no ejecución presupuestaria. No hay el razonamiento que debería involucrar a los procesos burocráticos de por medio, a las aprobaciones presupuestarias y al hecho fundamental de que normalmente la mayor ejecución de los presupuestos se materializa en el segundo semestre de cada año. ¿Ignorancia profesional o prurito dogmático? Yo diría escasez total de razonamiento lógico.

Vemos con estupor cómo ciertos jueces se escudan en el “estricto derecho”, “lo que dice la ley”, “ya terminó el plazo”, y no aplican el sentido común que debería ser el acompañante inamovible de aplicar sentencias y sanciones. No se quedan atrás ciertos fiscales, como en el caso de una abogada que desapareció y la hallaron después asesinada, y dejaron libre al sospechoso por no tener elementos suficientes. ¡No es suficiente acaso que fue la última persona que vio con vida a la víctima y que por propia confesión “la dejó de noche en una vía perimetral para que coja un taxi y se vaya a su casa”!; no lo declaro culpable, pero no se abre el camino para la evasión. (O)

José Jalil Haas, ingeniero químico; Quito