Los narcoterroristas, tras dar un bombazo en el sector del Cristo del Consuelo, en el sur de Guayaquil, le declaran la guerra al Estado ecuatoriano. Los poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial, y la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas deben unirse para luchar contra el enemigo común, el narcoterrorismo.

La Policía Nacional y las Fuerzas Armadas tienen el respaldo de la Ley del Uso progresivo de la fuerza porque los delincuentes sin contemplación disparan y matan todos los días a gente inocente. Se declara un estado de excepción por 30 días en Guayaquil, Durán y Samborondón, la Zona 8, la más peligrosa de Guayas; sin embargo, continúan los asaltos, robos, asesinatos al estilo sicariato, las extorsiones, las explosiones, las masacres, etc., en otros cantones y provincias de la República. Para la sociedad ecuatoriana la situación es muy alarmante porque la violencia impide la reactivación económica, frustra, por la inseguridad, las balaceras, las amenazas, las detonaciones de bombas a diestra y siniestra, perjudicando la inversión y la imagen del país en el exterior, por la inseguridad nacional y jurídica provocada por bandas narcocriminales. Es inadmisible que mafiosos delincuentes tengan al Estado y la democracia entre la espada y la pared. Un audio por las redes sociales revela las escalofriantes súplicas de auxilio de personas que presenciaron el terrorismo con explosivos en el barrio Cristo del Consuelo en Guayaquil. Recordaron que las dictaduras militares castigaban a los mafiosos con todo el rigor de la ley. Las autoridades deben unirse porque las estrategias contra la violencia, terrorismo, no pueden fallar cuando existe correcto diálogo y compromisos de los ejes de inteligencia, investigación, seguridad... ¿Quién manda aquí?, el pueblo mandante que exige seguridad nacional. (O)

Johnny Cedeño Miranda, periodista, Guayaquil