Los antecedentes históricos que influyó en toda hispano–india para el fortalecimiento de las ideas de ‘autonomía’ en el siglo XIX fue la invasión y el destronamiento de los reyes españoles por el ejército francés, a cuya cabeza Bonaparte proclamó a su hermano Pepe botellas, como monarca, no reconocido en los dominios españoles; unido a la beligerancia y al despotismo ibérico hacia los criollos y nativos.

Cual pólvora regada se afianzaron los ideales de romper con la nueva colonización francesa. Inició Chuquisaca (hoy Sucre–Bolivia) el 25 de mayo de 1809, continuaron Quito, Buenos Aires, México, Caracas y más ciudades originaron movimientos afirmativos de las constantes expresiones inconformistas por dicha situación vigente. Nuestra futura capital lo hizo el 10 de agosto de 1809 al fundamentar en el ejercicio del derecho legítimo a elegir a sus representantes, según la tradicional legislación del siglo XIII promulgada por Alfonso el Sabio y actualizada durante el siglo XVII. Se declaró en lealtad autónoma, permitiendo y fijando dos aspectos importantísimos conforme reza la ‘Declaración Patriótica: 1°) Adquirir autonomía con reconocimiento a Fernando VII como soberano; 2°) Readquirir el control y supremacía sobre la Audiencia mediante el ejercicio de la voluntad del pueblo a través de sus representantes”. La evolución del pensamiento político–jurídico dictado en las universidades del entorno español, permitió el surgimiento de esclarecidos personajes que unido a los ideales de la ilustración, pensaron en despojarse del imperio español siendo el caso más emblemático entre nosotros, Eugenio Espejo y Santa Cruz, fundador de la Sociedad Escuela de la Concordia (1791), cuya primera manifestación ocurrió en Bogotá (1789) propugnando un gobierno autónomo para la región. Continuó por esta senda el arequipeño Juan Carlos Viscardo autor de la Carta a los españoles americanos (Francia, 1792). Luego, el precursor Francisco de Miranda (Acta de París, 2–XII–1797), artículo 1: “unánimemente las Colonias Hispano–Americanas proclaman su independencia y asientan su libertad sobre bases inquebrantables…”). Tuvo la visión de un gran imperio en los territorios coloniales, antecedentes irrebatibles para que el 15 de febrero del año 1812, el coronel Carlos Montúfar impulsara la promulgación de la primera Constitución del Estado de Quito con preceptos monárquicos, en cuyo artículo 5 ratifica su fidelidad a Fernando VII, prosiguiendo la estela fijada en la Declaración del 10 de Agosto de 1809. (O)

Regina Zambrano Reina, doctora en Jurisprudencia, Guayaquil