Sísifo fue condenado por Zeus a cargar una roca hasta la cima de una cumbre y cuando estaba a punto de lograrlo, se le caía al abismo, para nuevamente empujarla. Esta mitología es análoga a la constante promesa electoral, y al clamor por falta de agua de alrededor de 400.000 habitantes del cantón Durán.

A pesar de estar rodeado por ríos (agua), como Sísifo estamos condenados a la escasez. Recordando las repetidas propagandas políticas de campañas: “Ya viene el agua”. “Ya viene el dragado”, etc. La prensa informó que en una administración municipal se recibieron más de $ 30 millones para un plan de repotenciar cinco pozos de captación de agua desde la parroquia rural Chobo (Milagro), a Durán, del cual solo funciona uno de este fallido proyecto. En una entrevista el actual alcalde, Dalton Narváez, dijo que el problema tiene solución en 30 años, con un desembolso de $ 125 millones, insistiendo en construir diez pozos más en Chobo, pues una planta de ósmosis para tratar aguas salobres del río Babahoyo costará 30 veces más. Causa sorpresa, “¡30 años!” como si el problema del agua de Durán no fuera urgente.

Si bien es cierto que el río Babahoyo, que es de agua dulce natural y confluye con el río Guayas que es salobre por causa de la pleamar, estarían pendientes estudios técnicos por parte de una institución seria e independiente para determinar una vez concluido el dragado del río Guayas, en qué cota más alta de sus aguas se podrán utilizar las aguas dulces del Babahoyo, justo en el lugar donde no confluya el agua dulce con la salada, quizás esa zona estaría más cercana y operativa que los pozos de Chobo. Causa sorpresa también por qué demora esta obra. Mientras tanto, los pobres pagan más cara el agua turbia de tanqueros o por encender bombas eléctricas de agua que suben su costo. (O)

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Irak Isaí Gaitán Tamayo, abogado, Durán