La jubilación es la etapa para disponer usted de sus horas, sus días, lo que desea y puede hacer; tome contacto con la naturaleza, disfrute del olor de las plantas en un parque, en el jardín de su casa; converse con amistades, escuche música; no piense en cosas que le produzcan tristeza ni miedo, sino paz.

La vida de los jubilados debe ser digna con todo el derecho que les asiste. Sentirse libre de situaciones que en otra época, por su desempeño laboral, lo ataron a la responsabilidad de cumplir las tareas encomendadas, con decencia y decoro, y que hoy se ha hecho acreedor a una merecida pensión jubilar.

Qué bello es poder escoger el día, la hora y el momento climático más agradable para salir de casa y regresar cuando a bien lo considere, porque el jubilado ya no está sujeto a horarios preestablecidos ni a rigurosa asistencia a un trabajo. No aconsejo salir por salir todos los días de casa como obligación, a veces sin dinero, salvo que exista ineludible necesidad; solo porque cree que tiene que ir a la calle, perder tiempo. Bien puede utilizarlo en leer un libro adquiriendo una enseñanza, mejorar el rendimiento intelectual; conocer tecnologías en los asequibles teléfonos inteligentes, la computadora, escuchar música...; evitando los peligros en la calle. Pero como toda regla tiene su excepción, es admirable observar la reunión diaria de jubilados, en dos bancos en la vereda de la avenida Olmedo, al pie del edificio del IESS. Se nota que entre ellos existe una cofradía, se ayudan, intercambian noticias personales y del quehacer nacional, se nutren del contacto humano.

Tenemos que desprendernos de la pena; hemos venido al mundo a disfrutarlo. Los recuerdos tristes acarrean desgaste emocional estresante, desmejoramiento de la salud. Comprendamos que lo irremediable ya sucedió; no debemos aferramos a penas, objetos, trajes que son estorbos; jamás sentir que estamos solo para fallecer. Tomemos una copa de vino, un café, con la familia, amigos; tengamos perfecta convivencia. La regla de oro: interesarse por el aspecto personal, la amabilidad, la educación, la cultura. No contar los años, sino sumarlos para sentir los jubilados que estamos viviendo. (O)

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Cesar Antonio Jijón Sánchez, Daule