Vemos avances para la cura y prevención de enfermedades catastróficas, lo cual da gran alivio y seguridad, pero por otro lado observamos cómo crecen males que afligen, por ejemplo escandalosas corrupciones, delincuencia más cruel, consumo e impresionante tráfico de drogas con consecuencia de sicariato.

Como si fuera poco, los científicos vaticinan terribles eventos a corto plazo, tales como escasez de agua potable en regiones de Medio Oriente y africanas, trayendo más migraciones a los países desarrollados; igualmente la cada vez peor situación de millares de centroamericanos con igual propósito, alentados por la política tolerante del nuevo Gobierno de Estados Unidos, entre los cuales hay gran cantidad de niños (muchos con COVID, además de miles de adolescentes confinados bajo cuidado de las autoridades de migración norteamericana). Sobre Venezuela, parece ser un caso perdido sin solución. Leemos en los medios que por el cambio climático, un reciente desprendimiento de una masa de hielo en la Antártida formó un iceberg del tamaño de la ciudad de Londres, ocasionando trastorno a la ecología planetaria. También es preocupante la tensión entre las potencias mundiales y otras como Corea del Norte, Irán, etc., ocasionando que se incremente la carrera armamentista e invirtiendo enormes recursos que bien servirían para resolver hambre, desempleo, y previsión y cura de enfermedades. Los adultos mayores rogamos que los pueblos eviten situaciones extremas, con incesantes diálogos, resolviendo problemas que tienen solución. (O)

Alfredo Minervini Faillace, jubilado, Guayaquil