Jamás ha sucedido en Quito desde su fundación el 6 de diciembre de 1534, tener un alcalde cesado en sus funciones por irregularidades en el ejercicio de su cargo, contempladas en los artículos 333 y siguientes del Cootad (Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización) literal D): despilfarro, uso indebido y mal manejo de fondos del gobierno del distrito metropolitano.

Se fue como se dice en el argot popular, sin pena ni gloria. Estoy seguro de que Rafael Correa dirá que es inocente, perseguido político y que también va a volver a recuperar lo perdido; como se creen que son dueños del país del que se fueron saqueándolo. Creo que es importante que el nuevo alcalde, doctor Santiago Guarderas, hiciera conocer qué pasó con el contrato para la elaboración del proyecto de estatuto de autonomía del distrito metropolitano de Quito, a fin de que no queden en el olvido hechos de vergüenza que atravesó el país en los años pasados, en los cuales la ‘alta cirugía’ contra la corrupción fue un fiasco porque en vez de reducirse creció por la corrupción y sinvergüencería de gobernantes, alias de la ‘revolución ciudadana’. (O)

Gustavo Eliecer Chiriboga Castro, bogado y economista, Quito