Hombres como de treinta y pico y cuarenta años, gruesos, en parejas o solos, camuflados como chamberos, o como que andan perdidos, usan gorras, zapatos de caucho, pantalonetas o pantalones jean; recorren las ciudadelas Urdesa, Kennedy, Miraflores.

Los sujetos que se visten como chamberos, andan en triciclos, con carretillas, o a pie con bolsos; buscan en la basura de la calle como mendigos, pero están observando las casas, los negocios, los peatones, los vehículos parqueados, que están en estas ciudadelas para aprovechar un descuido para asaltar.

Y los otros delincuentes que se hacen los que buscan una dirección o a una persona, o que andan perdidos, también se están dando cuenta del vecindario, tocan las puertas, los timbres de las viviendas para ver si no hay nadie o si vive una persona sola, o entran a los negocios, a preguntar si ahí vive tal familia, si ahí venden cigarrillos, si ponen inyecciones, etc.; su español es con acento caribeño. Cuando las personas dicen que van a llamar a la policía, desaparecen; después se escucha que carros estacionados en la calle fueron desvalijados, asaltaron negocios. El presidente Guillermo Lasso con el ministro de Defensa y las Fuerzas Armadas deben combatir la delincuencia, detener en nuestras fronteras el ingreso libre de migrantes y extraños al país. (O)

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Daniel Flor A., Guayaquil