En un bus, una fila, en el centro de la ciudad, en portales de edificios, transeúntes de ambos ambos sexos escupen, tosen, estornudan botando microbios y saliva, orinan, hacen otras necesidades.

Guayaquil está descuidada en regeneración, higiene, seguridad, educación, control. Es invadida por informales, familias mendigas, y también delincuentes y personas de otros puntos que hacen lo que les da la gana: contaminan, ensucian, no cumplen con la ley de tránsito, roban calles y cobran por permitir parquear, chambean sacando la basura de los tachos, traen fogones con comidas, realizan ferias sucias de ventas de legumbres, frutas, hortalizas, gallinas, huevos, en las calles; consiguen plata, celulares..., robando, asaltando; cometen crímenes... (O)

Walter Bedoya E., oficinista, Guayaquil

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