Cuando a un país con serias limitaciones sobre todo en el ámbito económico y moral político (tercer mundo), se le introducen modelos que sí funcionan en países con mayor solvencia económica y moral política (primer mundo), las consecuencias pueden ser muy negativas. Así, en el Ecuador tenemos varios casos, enumeraré solo dos: la tabla de consumo de drogas y el modelo electoral de dignidades públicas.

En el primer caso, estamos viviendo las consecuencias de esta permisión, muchos jóvenes envueltos en este perverso vicio y negocio delictivo que ha ido en constante crecimiento, que ha traído un aumento exponencial de la más peligrosa delincuencia (sicariato). Todo esto está haciendo que resulte difícil y peligroso vivir en el país. En conclusión, nefasta medida aquella que permitió legalmente cierto gramaje para el consumo de drogas en una sociedad desestructurada; Ecuador no es Europa.

En el segundo caso, el modelo electoral de dignidades públicas (presidente, asambleístas, prefectos, alcaldes, etc.), que se reformó años atrás permitiendo seguir en el cargo a las autoridades ya electas en proceso electoral anterior y volver a candidatizarse en reelección de un nuevo mandato; ha traído grandes problemas que desbordan corrupción.

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Cuando una dignidad se candidatiza a reelección y utiliza maquinaria de la institución que administra y a empleados para hacer campañas, provoca una desventaja a los demás candidatos, ponen hasta sus nombres en las obras que hace la institución que administran, lo que también es prohibido por la ley. Pero eso sí, muchos no ponen nada de la información que sí están obligados a publicar por ley, como costos de obras, tiempos de construcción, nombres de contratistas que hacen dichas obras; etc. (O)

Pedro Javier Triviño Rodríguez, biólogo, profesor; Barcelona, España