Las noticias de crónica roja en la televisión pasaron de un espacio de pocos minutos a programas que destilan horror; los contenidos y comentarios de ciertos presentadores ‘adornan’ la insensibilidad como ‘normalidad’; dejaron atrás el recato y cuidado de los locutores, los comunicadores, en los horarios familiares; dejaron a un lado durante las programaciones los cortos formativos que indicaban mensajes que el bosque es nuestro amigo, las drogas matan, di sí a la vida, etc.

Los espacios que premiaban el conocimiento o incitaban la investigación, dieron paso a la burla a la intelectualidad. En los medios de comunicación se dejaron a un lado diseños de titulares, notas y publicidad amigables remplazándose con imágenes agresivas y en ocasiones repugnantes que se muestran a toda hora, incluso en horarios de ingesta de comidas. Dejaron de emitir temas científicos, producciones de genios, de literarios ecuatorianos; por espacios que redundan en conflictos personales, intimidades de terceros, chismes de farándula, producciones extranjeras de parricidios, homicidios, tácticas delincuenciales. Se dejaron de emitir los valores, el buen trato, el desarrollo humano; por charlatanerías, violencia, sexo, etc., creyendo alcanzar el rating.

Ciertos presentadores e invitados con una baja inteligencia priorizan el doble sentido, la vulgaridad, el acoso… Y como si no fuera suficiente, en las emisiones de mañana repiten la ‘lección’.

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La ciudadanía consternada se pregunta ¿de dónde salió tanta violencia, vulgaridad...? ¡Aquí esto no se veía antes!, siempre existió, lo que cambió es el sitial en el cual hoy en día ciertos medios de comunicación ubican los contenidos, acompañados de los titulares, las imágenes y los anuncios más amarillistas, los sonidos de fondo y una descripción de los presentadores, que rayan en lo psicopatológico. (O)

Johanna Reyes L., Guayaquil