La consulta popular la plantea muy acertadamente el presidente Lasso, debe lograr eliminar la obligatoriedad del voto, este será facultativo. La propuesta no crea prohibiciones de ninguna clase. Hay que evitar que personas carentes de educación política concurran a votar, será saludable.

Hoy con el sistema obligatorio votan personas que no tienen la más mínima preparación e interés para ello, lo hacen solo para lograr el papelito (certificado de votación) que la burocracia lo solicita para todo y que tanto molesta al ejercicio de los derechos ciudadanos. A los seductores populares –capítulo especial y basto en la temática política compuesta por profesionales del engaño, hábiles para el manejo de las arterias infames– les será más difícil operar en su especialidad. En la segunda vuelta electoral el pueblo no creyó en la oferta de los $ 1.000 y demostró que el Ecuador ha mejorado en materia electoral. Estamos amenazados en regresar a una época oscura de la política, estamos amenazados por una tendencia que pretende captar el poder, no aflojarlo jamás e instalar en estos países latinoamericanos regímenes tipo Cuba, Venezuela, etc. Este sistema tiene partidarios y con muy justificadas razones, ellos son los sectores pobres carentes de bienes, sin educación básica, sin empleo y que cargan sobre sus hombros un cuadro de hijos que indudablemente los agobia y a los cuales no les pueden dar lo indispensable para una vida digna. El tema de la desnutrición infantil que tanto preocupa al presidente Lasso, se da en este grupo tan vulnerable. Hay que impedir que se den estos extremos, gobernando con mucha inteligencia y honradez, apartándose de los enemigos del pueblo y de la democracia que con sus desgobiernos producen destierro de sus habitantes como es en Venezuela. (O)

Rafael Mendoza Avilés, abogado, avenida Samborondón