Todos los hombres somos hijos de Dios y, por lo tanto, todos tenemos como padre a nuestro Padre Dios. El motivo es muy sencillo. Es que Él no desea ser para nosotros un mero Creador, que ya es bastante. Quiere ser mucho más, un padre.

Pero, además, todos tenemos en este mundo un padre. Pues Jesucristo, Dios hecho hombre, también quiso tener uno y ese padre es san José..., a diferencia de nuestros padres, José no engendró a Jesús, pero igual que a nosotros, su padre, José, le enseñó a Jesús a dar sus primeros pasos, a pronunciar sus primeras palabras, a sonreír..., a comer, a jugar, a estudiar, a realizar tareas domésticas y ayudar en casa, a pasarlo bien con los parientes y amigos, a trabajar y a descansar.

José le enseñó a Jesús a vivir las virtudes y de modo particular a amar a su madre, María, y a todos. José le enseñó a Jesús a ser fuerte en la adversidad, en el sufrimiento y en el dolor.

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La Iglesia católica está conmemorando el año de su patrono san José.

El papa Francisco dice que la pandemia de COVID-19 ha aumentado su deseo de reflexionar sobre dicho santo, pues muchas personas se han solidarizado, han protegido, han cuidado a otras (enfermos, abandonados...) como cuidó José en silencio a María y Jesús. (O)

Valentín Abelenda Carrillo, Salt, Girona, España