No es necesario ser un ávido lector para entender el concepto del realismo mágico; basta con nacer en este lado del mundo, en un territorio cuyo nombre imita al de una línea imaginaria. Basta con crecer escuchando historias, leyendas sobre el único hombre (Cantuña) que ha logrado tomarle el pelo al diablo. Basta con estudiar durante 17 años de tu vida para convertirte en un desempleado preparado, uno más. Basta con mirar por la ventana para atestiguar pobreza en tierra fértil. Basta con tener la paz de practicar yoga a la misma hora en que el bandido sale a ‘trabajar’. Basta con que el presidente disuelva un poder del Estado instaurando una mediocre ‘dictadura’ y que la mayoría celebre porque se sentía hastiada de tanta ignorancia y pillería encapsulada en un solo edificio...

Para entender el realismo mágico no es necesario saber leer: basta con ser ecuatoriano. (O)

Álvaro Alejandro Ortí Maldonado, abogado, Quito