El mensaje que acaba de dar la Asamblea Nacional es claro: en Ecuador la corrupción y la impunidad están garantizadas por la amnistía concedida por los “padres de la patria”, no importa el delito que hayas cometido.

Vándalos, violadores, saqueadores, secuestradores, ratas, ratones y rateros tienen padrinos, encubridores. ¿Por qué tuvieron que pagar justos por pecadores? ¿Qué pecado cometió la ciudad de Quito y sus habitantes para ser atacados? ¿Por qué permitieron que el Gobierno de la época, causante de las medidas atentatorias contra la economía, haya salido impune hasta hoy? Me siento avergonzado, pido perdón a Dios por el voto de confianza que le di en las urnas a quien se hacía llamar el “combatiente de la corrupción”. El mismo que fue perseguido por quienes gobernaron el país 10 años, pero hoy nos pretende ver la cara diciendo que se sintió acorralado y decidió amnistiar a quienes en octubre de 2019 se atravieron a destruir la capital del Ecuador. A esos que abusaron de mujeres policías, secuestraron militares y periodistas, atentaron contra bienes privados, dejaron a la ciudad de Ambato durante cuatro días sin agua; los que cerraron las válvulas para que no pase el petróleo, obligaron a un vehículo tanquero con leche a derramarla en la vía pública; a los que en vivo y en directo faltaron el respeto a la fuerza pública, quemaron el edificio de la Contraloría, intentaron quemar un canal de televisión...

Ciertos que se hacen llamar “dirigentes de organizaciones indígenas”, esos que a la gente en sus comunidades la han utilizado para saciar sus protervos intereses: ellos son los que hoy gozan de privilegios. Queda más que claro que, cualquier día, cualquier ciudad del Ecuador puede ser invadida por bandos con patente de corso otorgada por asambleístas, cometer atrocidades, atropellar a cualquier persona, edificio público o bien privado; seguros de que ninguna autoridad se atreverá a juzgarlos. ¿Esta es la herencia el legado que estamos dejando a las generaciones venideras? (O)

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Édison Gelacio Mora Mora, Guayaquil