El relato en las redes sociales y prensa del hijo de un periodista deportivo que no lo mataron delincuentes sicarios, y lo golpearon para asaltarlo al bajarse de su carro, en la tarde en el centro de Guayaquil, y uno de los criminales después de herirlo y robarle preguntó al compinche qué más le hacían, y ese le dijo “usted sabe cómo es el camello (trabajo)”; por la forma cómo hablaban “usted”, se ve que serían venidos probablemente de Colombia.

Algunos analistas dicen por radio que tenemos exguerrilleros importados, vagos que vienen a “trabajar” a Ecuador, que se juntan con delincuentes ecuatorianos, entran con mucha facilidad, o los traen politiqueros para apoyarlos en sus mítines y desestabilizar gobiernos democráticos creando mucha inseguridad. El presidente Lasso no puede, no debe, no tiene que seguir suave; como dijo un lector, amárrese los pantalones, necesitamos fuerza dura, fuerte, nada progresiva; sino actuar directo, en el momento, como hacen en los Estados Unidos a la delincuencia, a los criminales que salen a las calles a matar y los combaten. Traiga marinos, policías, élites de ese país, o ingleses, israelitas para que ya no sigan muriendo ecuatorianos inocentes como el joven que dispararon a sangre fría en una plaza de comidas en Samborondón, o como cuando mataron al presentador de televisión Ruales, y a niños y más ciudadanos. ¡Hagan algo, por favor, señores presidente, de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional! (O)

Graciela María I. de Acevedo, avenida Samborondón