Entiendo la indignación y frustración del asambleísta Fernando Villavicencio, lo mismo sentimos los ecuatorianos que conocemos la falta de moral y ética en la mayoría de políticos, ya que la ‘defensa’ de los intereses del país no forma parte de su escala de valores, su hábitat es la corrupción. Aquí están las nuevas cadenas de la VI estrofa del himno nacional: “Y si nuevas cadenas preparan (…)”.

Debe continuar en la presidencia de la Comisión de Fiscalización, dejar que el pacto muestre sus garras una vez más. Nadar contra corriente es su marca. Así lo demostró en el régimen totalitario de Rafael Correa que lo quería preso, pero nunca se rindió. Ahora, gracias a los que votaron en contra del informe de Coca Codo Sinclair queda claro que no les importa el país, cierran los ojos ante las evidencias del daño en la represa. La corrupción destruye nuestro futuro. Perdí la cuenta de los escándalos de atraco a la nación. La justicia no hace justicia..., ninguno devuelve lo hurtado. Los que se lucraron en la pandemia siguen libres y felices. La Asamblea Nacional es sinónimo de vergüenza. Debe continuar la labor dicho asambleísta, el Ecuador se lo agradece enormemente. (O)

Julio C. Navas Pazmiño, licenciado en Ciencias de la Educación, Guayaquil