En la planilla del agua potable de Guayaquil, el pago del alcantarillado desde el mes de enero se ha duplicado, eso dizque porque a mayor consumo de agua, más alcantarillado uso. Quisiera que algún erudito me ilumine en esta reflexión. Se inventan cada cosa.

Pero la cereza que corona el pastel es la tasa del Benemérito Cuerpo de Bomberos de Guayaquil. En la planilla eléctrica mensual pago $ 6,38 como contribución mensual a este; no suficiente con eso, ahora otra forma de cobro es de una tasa anual para extender un permiso de funcionamiento a cada edificio de la ciudad que alquile oficinas, no sé si de apartamentos también, cosa que en mi larga vida jamás he pagado ni he oído. Que cada negocio tiene que obtener el permiso de los bomberos, aparte de los permisos municipales y no sé qué más viacrucis les tocará afrontar. Pero ahora, cobrar un impuesto anual a los propietarios de inmuebles que ya pagan su contribución mensual de sus domicilios, a los bomberos, me parece una redundancia grosera. ¿Informaron a la ciudadanía, socializaron el proyecto?, ¿qué propósito tiene este nuevo impuesto con que agobian al bolsillo tan maltratado del ciudadano, por los impuestos municipales, el grandioso impuesto que ideó el presidente para resarcir la caja fiscal vaciada por los revolucionarios que se encuentran gozando espléndidas vidas en Bélgica, Miami, México, entre otros paraísos? Nosotros, los que agachamos el hombro sin chistar, porque en este país nadie protesta, somos los que pagamos los platos rotos. Junto a una explicación sobre el propósito de este nuevo impuesto, me gustaría recibir una disculpa del funcionario que en forma prepotente, irrespetuosa me extendió una citación por protestar ante este nuevo abuso con el cual no estoy de acuerdo; aunque esto sería como pedirle peras al olmo, ya que están acostumbrados a ser tratados con reverencia y sin chistar, porque una mala cara podría tener consecuencias funestas para el pobre ciudadano. (O)

Nelly Lozada García, jubilada, Guayaquil