Hablar de sucesos de corrupción, peculado, tráfico de influencias, coimas y muchos delitos es frecuente, son los que nos ubican entre los países más corruptos de Latinoamérica.

Los ecuatorianos votan inconscientes por candidatos ‘coloridos’ que ofrecen cientos de maravillas, sin embargo terminan perjudicándoles de tal forma que la justicia usa una venda en los ojos y permite que la corrupción cruce los límites y pueda actuar bajo su conveniencia. Quedo con la duda de quiénes están mal o son culpables, ¿los ciudadanos o los gobernantes?, creería que ambos compartimos dicha responsabilidad: los ciudadanos decidimos a quién colocamos en los mandos; y los gobernantes, porque deberían defender nuestros derechos y bienes como pueblo libre. (O)

Nathaly Belén Buendía Cobos, Guayaquil