Mientras en la política se pelean a codazos y patadas por sobresalir de entre toda la larga lista, cada una pinta a su candidato a elecciones seccionales, de ‘ángel puro y casto’. No, no se rían, así quieren que los veamos, y en la mayoría de los casos son seleccionados a dedo, simplemente son fieles creyentes de que el que la persigue, la consigue, o se autoproclaman candidatos porque le agarraron el gusto a volver a perder.

Esas campañas políticas cuestan mucho, por más austeras que digan ser. Debemos tener muy claro que no estamos en tiempos de botar el dinero a la basura, algo que literalmente sí se hace: pancartas, cajitas de fósforos, esferos, trípticos, calendarios, camisetas, etc. En el país se vive un caos de la inseguridad, miedo, injusticia, que en tiempos de campaña resulta ser el as bajo la manga. El que menos promete pan, techo, empleo, trabajo, salud..., promete justicia y seguridad. ¿Si les preguntamos los significados, podrán decirlo sin leer, sin que alguien les dé pensando? Personalmente me encantaría charlar con cada uno de los candidatos, sin palabras preparadas, sin frases aprendidas. Quisiera que nos digan ¿por qué quiere ser autoridad?, pero, la verdad, no que romanticen algo que ya no es de confiar. Seamos claros, el que quiere servir, lo hace desde cualquier trinchera; políticos, economistas, médicos, abogados, ingenieros, arquitectos, periodistas, ciudadanos, etc., podrían dar una hora de su tiempo al día para los más pobres, tal vez así podríamos creer en su vocación de servicio, porque todos nos volvemos “serviciales” si el sueldo es de cuatro cifras. (O)

Aissa Pazmiño Real, Guayaquil