El ecuatoriano no solo tiene acoso de los ladrones sino de ciertos migrantes que andan en las calles pidiendo caridad, dicen que han venido de Venezuela, Colombia, huyendo de pandillas; que están enfermos y aquí no les dan trabajo, casa, etc.

El fin de semana, el sábado, mi y esposa y yo nos pegamos un susto grandote, porque un hombre alto, flaco, despeinado, sucio, de unos 40 años, se lanzó al mostrador de un local de comida en un mall, donde esperábamos que nos pasaran la charola con alimentos. El hombre hizo que se cayó y sollozaba porque era venezolano, no tenía para comer. No le respondimos, nadie le tomó en cuenta. El hombre se incorporó, caminó bien campante, fue a buscar a otros ingenuos. (O)

Néstor Cuenca F., Guayaquil