En la zona roja, ‘boca del lobo’ que llaman ‘la ladrillera’ en Guayaquil, las pandillas armadas asaltan todos los días, disparan al que no se deja robar.

Asaltan a los choferes y pasajeros de los buses, de los vehículos, a las personas que caminan, a las viviendas. Es un infierno del abuso, la violencia, la prepotencia. Comandos de la Policía deberían hacer un saneamiento antidelictivo. (O)

Jovita Tinoco, Guayaquil