El 3 de marzo acudí al IESS a las 06:55, o sea, 45 minutos antes de la cita. Me enviaron a sacar turno para una ecografía. Hice cola hasta llegar a la ventanilla. Noté que el señor que atendía cogía la orden

y la cédula, ojeaba la computadora, hablaba con el afiliado, el afilado se iba, y pasaba otro. Me tocó el turno, me cogió la cédula, la orden, y dijo: “Regrese en 15 días a preguntar”. A buen entendedor, pocas palabras. Si ya estaban tomando los ecos, ¿para qué me reprogramó la fecha? Solicité que me ponga por escrito la fecha y de muy mala gana escribió: “Después de quince días”, o sea después de 15 días debía volver a ir a preguntar.

Con todo ese periplo fácilmente llego a la conjetura de que puede haber ocasiones en las que no hay en dispensarios, hospitales, centros de salud, del IESS (Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social), los reactivos para hacer los exámenes; las películas para tomar radiografías; ecógrafos que estén en buen estado; etc. El error de la atención es la insinceridad. Hacer perder el tiempo al afiliado, tratar mal los empleados que trabajan en puestos de atención al usuario, a regañadientes. Es tortuoso para los afiliados recibir malos servicios, a buena cuenta que ellos indirectamente les pagan el sueldo a los empleados públicos. Coloquen letreros que digan que no están tomando ecografías, haciendo exámenes, hasta tal fecha, y eviten molestias a los usuarios, aglomeraciones, colas grandes, ahorrar tiempo a los afiliados, jubilados.

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Dentro del marco de la Ley del Anciano y de la Constitución de la República, se declara a los mayores de 65 años de edad como personas de atención prioritaria en los ámbitos públicos y privados. El artículo 37 de la Constitución dice que el Estado garantizará a las personas adultas mayores los derechos a la atención gratuita y especializada de salud, acceso gratuito a medicinas. ¿Quién hace cumplir la Constitución, leyes? (O)

César Jijón Sánchez, Daule