Creo que es muy necesario que se transmitan videos, de esos cortos, de los seres humanos mientras están en estado embrionario y fetal, mostrando cuándo se inicia la vida, cómo se van formando, creciendo, desarrollando hasta que nacen. De estos hay muchos buscando en Google.

Y hay que apoyar a esas mujeres vulnerables que por motivos de desesperación –en muchos casos– quieren abortar. Hacen falta más centros de ayuda para estas personas. Con los que hay, no alcanza.

¿Por qué para la mujer que desea tener un hijo existen ecografías preciosas, le hacen escuchar el corazón del bebé, se publica la prueba de embarazo, y ya se la llama mamá; y cuando no quiere tenerlo o va a algún centro abortista a informarse, se le llama al bebé ‘grupo de células’, se lo muestra como un amasijo extraño y no como un ser humano, y se habla del aborto como algo banal, fácil y sin consecuencias? ¿Por qué el hijo no existe para quienes defienden el aborto? ¿Por qué se ve como una agresión, por ejemplo, que se invite a la mujer que desea abortar, que escuche el corazón del hijo que lleva adentro? Es muy triste comprobar que (políticos, autoridades) después de que no pudieron entrar por la vía del Código Penal, ni del Código de la Salud, el Código de la Niñez, lo pudieron hacer a través de la Corte Constitucional (a excepción de las doctoras Nuques y Corral), que es la entidad que debe velar por las garantías consagradas en la Constitución, y que hizo todo lo contrario. Hay que actuar cada uno desde su trinchera. Como dice en una estrofa el Talmud: “Quien salva una vida, salva al mundo entero”. Mientras más vidas salvemos tendremos una humanidad llena de esperanza, porque Dios está mandando muchos seres humanos al mundo para que se hagan cargo de las difíciles situaciones que atravesamos, y los están matando por medio del aborto. (O)

Publicidad

Mario Monteverde Rodríguez, doctor en Medicina y Cirugía, profesor de Bioética; Guayaquil