De 10:00 a 12:00 en diligencias por el norte de Guayaquil, el domingo 15 de mayo de 2022, vi de mañana en la ciudadela Urdesa, a un hombre que tendrá unos 34 años, un poco musculoso, pelo negro por la nuca, con ondas, con vestido de mujer, la espalda descubierta, sucio, es famoso dado que solo usa ropa femenina escotada, faldas abiertas en las piernas que se le ve un taparrabo y sus partes íntimas; pide caridad en ciudadelas. Dijo al público: “Denme algo por amor a Dios, no me rechacen”. Estaba desesperado ya que necesitaba para la droga. Qué dolores, palpitaciones, temblor tenía que ‘necesitaba’ drogarse. El pobre hombre se alimenta de drogas, duerme en veredas, personas caritativas le dan tarrina con comida, botellas de agua.

A eso de unas diez cuadras, un hombre de unos 20 años, caminaba ‘eléctrico’, tenía energía la misma que lo tumbaba de izquierda a derecha, alzaba los brazos, veía al cielo, daba alaridos, reía. Tenía una gorra, camiseta de un equipo de fútbol, ancha, más abajo de la cintura; pantalón largo negro de trotar, zapatos de caucho; cruzó la calle, por detrás el pantalón caído enseñando la mitad de los glúteos desnudos; estaba bajo los efectos de drogas o de alcohol.

A las 12:00, en la avenida San Jorge de la ciudadela Kennedy, un hombre de unos 25 años, muy flaco, muy alto, pálido, zombi, drogado, caminaba sin camisa, sin zapatos, despeinado, cargaba unos cartones en las manos; tenía un pantalón grande y la pretina caída hasta la pelvis, mostraba sin pudor toda la zona púbica del cuerpo.

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Pregunto, ¿cuándo suprimirán la tabla de consumo libre de drogas que inventó el fracasado gobierno de la revolución y tendrán mano de hierro con la venta, elaboración, tráfico de drogas? ¿Por qué no existe un político, candidato, presidente, gobierno, alcalde, ministro, defensor del pueblo, vicepresidente, asambleísta, militar, policía, autoridad que no haga falsas promesas y cree un plan para dar de baja a las drogas, prevenir y rehabilitar a los adictos a través de programas y centros donde no los perviertan, sino que los saquen de ese infierno y libren a Ecuador un poco de la maldita droga que destruye a la juventud? (O)

Gerardo Constante I., Guayaquil