Esta semana conocimos por amigos y compañeros sobre tres asaltos en el mismo día en horas de movimiento comercial en Los Ceibos, Miraflores, Urdesa. Los asaltados quedaron impotentes, nerviosos, rabiosos. La policía brilló por su ausencia; no supo.

Los ciudadanos se encuentran hartos del mismo cuento: huyen los delincuentes indeseables, después llega la autoridad. Muchos no denuncian en la Fiscalía, por la burocracia, el trámite, porque no recuperarán lo que les robaron. Los ciudadanos captan los hechos con las cámaras de los teléfonos, más pronto que los agentes. No debe perder el tiempo el Ejército ecuatoriano; debe ayudar más a los policías. La maldita delincuencia ecuatoriana y extranjera les saca ventajas; no se detiene. (O)

Eladio Larreátegui, Guayaquil