El Gobierno central y las cámaras de la producción consideran que las pérdidas económicas por la reciente movilización nacional protagonizada por los sectores indígenas y los movimientos sociales del país ascenderían a unos $ 1.000 millones, lo que afecta al presupuesto general del Estado y a las finanzas públicas y de las empresas privadas.

Si bien es cierto que esto pudo evitarse si el régimen hubiera atendido oportunamente los pedidos de los diversos sectores productivos como los agricultores, transportistas, trabajadores, estudiantes, etc.; seguramente no habría habido motivos para convocar a ese paro general que ha dejado no solo pérdidas monetarias, sino también graves fisuras entre los ecuatorianos, unos que apoyaron la medida de hecho y los que estaban en contra.

Pero hay que recordar que si bien el presidente de la República llamó al diálogo a los representantes de los diversos sectores de la producción nacional, antes del paro el Gobierno tuvo a tiempo en sus manos las aspiraciones de los movimientos sociales, pero no se puso afán de atenderlos como era su promesa y obligación, y por el contrario se le dio largas a tan importantes asuntos que redundarían en beneficio de los más necesitados del país. Por el contrario se hizo mucha publicidad reuniendo a decenas de pobladores, queriendo convencernos de que sí se estaba solucionando, pero no se inició un plan de atención a las aspiraciones de millones de pobres que, por lo tanto, adoptaron actitudes de hecho a través de organizaciones bien estructuradas como la de los indígenas, para exigir atención a las postergadas peticiones. El régimen también tiene mucho que ver con este descuido al no estructurar y aplicar un verdadero programa económico y social de soluciones. (O)

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José Gorotiza Véliz, periodista y educador, Guayaquil