Los sistemas convencionales de la agricultura y de los procesos alimentarios no benefician a un desarrollo justo y competitivo y sostenido; es imperativa la transición hacia un modelo sostenible que enfrente los principales desafíos ambientales y sociales (malnutrición y falta de acceso a alimentos), con el uso eficiente de los recursos naturales (se están agotando), salvaguardando los servicios ecosistémicos y garantizando la seguridad alimentaria.

El Gobierno debe impulsar políticas agrarias con base en la realidad rural, orientando la expansión y diversificación, la asociatividad de economías solidarias, buenas prácticas agrícolas y productivas mediante la asistencia técnica, transferencia de ciencia, innovación y tecnología. Es indispensable contar con un catastro agrario. Hay aspectos limitantes que inciden en el desarrollo de estas actividades como la falta de infraestructuras hídrica, eléctrica y vial; otro aspecto que juega un papel primordial es el manejo integrado de la conservación del medio ambiente y la recuperación de las áreas productivas. Estos problemas menoscaban la capacidad de cubrir las necesidades alimentarias; un segmento de la población no dispone de la cantidad necesaria de alimentos. Lograr desarrollo y producción agrícola, transición sostenible, contribuirá a la seguridad alimentaria (accesibilidad, disponibilidad, utilización y estabilidad) y a la vialidad económica, social y ambiental, con el objetivo universal de que en las regiones se logre el hambre cero, que promueve la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura, FAO. (O)

Vicente Hermógenes Mera, Portoviejo

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