Después del paro, el Gobierno y los líderes gremiales necesitan recordar continuamente que para que un proceso de negociación prospere es necesario conjugar el verbo ganar, es decir, perseguir una utilidad común.

Cuando una parte acude a la mesa a condicionar su postura, a recibir todo y no ceder nada, a obtener resultados favorables al braveo, coacción, etc., resulta imposible continuar ese proceso y se pierde la oportunidad de acuerdos mutuos estables en lo económico, social, político, etc. Tras un diálogo con altura, la satisfacción para ambas partes da lugar a relaciones duraderas. Procurar en todo momento ganar-ganar permite solucionar definitivamente conflictos con éxito. (O)

Luis Alberto Hurtado Riera, máster en Educación, Guayaquil