Vivir en Urdesa es vivir en un abandono.

La ciudadela está abandonada, parques llenos de maleza, veredas intransitables y callejones sucios, malolientes y sin luces, peligrosos. Ya van tres alcaldías y ninguna se acuerda de Urdesa, ninguna alcaldía revierte los impuestos de los moradores en obras para solucionar los problemas. ¡Hasta cuándo! ¿Acaso Urdesa no forma parte de la ciudad de Guayaquil?, ¿acaso solo merece unos galones de pintura? ¿Se acordarán autoridades que en la ciudadela no solo hay locales, sino que vivimos personas que queremos disfrutar de veredas, parques, en buen estado? (O)

Cecilia Ycaza Capovilla, Guayaquil