Desvergonzados casos de corrupción entre operadores de justicia, relacionados con la fraudulenta aplicación de argucias para liberar ‘legítimamente’ a reos sentenciados, peces gordos de la delincuencia en todas sus formas; ponen de manifiesto que a dicha justicia no solo se le metió la mano sino que está en manos contratadas de ciertos ‘profesionales’, frente a descomunales centros megatransacciones judiciales que antes funcionaban de forma soterrada, pero que unos gobiernos anteriores, y por disposición de un fugitivo, lo hacen públicamente todavía.

Eso explica el miedo al que se ha sometido a los ciudadanos decentes que somos la mayoría, por nuestra seguridad. Lo que llama la atención es la ceguera y frustración de quienes conociendo lo antedicho justifican y sienten nostalgia por gobiernos causantes de despropósitos, y mitifican a sus máximas ‘figuras’ prófugas cobardemente que evaden sus responsabilidades; defienden proyectos político–ideológicos populistas conocidos por destruir democracias y empobrecer a sus pueblos infestados del ‘socialismo del siglo XXI’.

Sorprende que quienes usufructuaron del capitalismo salvaje criollo o foráneo que les proporcionó saludable economía, confort y antojadizas libertades, pero fueron indiferentes a su entorno carente de privilegios; hoy añoren esos modelos autocráticos totalitarios, injustos, pauperizadores, en los que se confunde equidad con igualdad, justicia con dádiva, paz con mansedumbre y servicio con servilismo.

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Convoco a la coherencia, al sentido común y al amor por el país, para empujarlo hacia un futuro prometedor y que no sea ‘refundado’ convenientemente por politiqueros demagogos que ofrecen utopías, mientras ellos crean élites privilegiadas que están por encima de la gente a la que pauperizan. ¡Abramos los ojos! (O)

Joffre Edmundo Pástor Carrillo, docente, Guayaquil