Fotografía de un vagón del metro de Quito. Ciudadanos desean que dicho medio de transportación entre en funcionamiento luego de tanto tiempo de espera y promesas de que se abrirá definitivamente. / Foto: Santiago Fernández


Quito es patrimonio de la humanidad por su historia y su centro histórico, pero por sus administraciones municipales contemporáneas los calificativos se han devaluado.

Son públicas tantas informaciones de sucesos contradictorios en el asunto del metro de Quito. Copiar lo que está bien hecho es elemental. Medellín (Colombia) es una ciudad que estuvo en situación de total indefensión por acción de propios y extraños, y es ahora un ejemplo de solución de problemas de toda índole. Quito, ciudad vecinal de Medellín, debería hacer uso de esas soluciones empezando por las del metro colombiano, que allá funciona eficientemente desde que se inauguró. También, ver ejemplos de ciudades de los Estados Unidos: en Boston, el metro funciona eficientemente desde 1897, y asimismo en Nueva York desde 1903.

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En Quito, el nuevo alcalde ofrece la operación del metro para el año 2024, ¡ojalá! El 24 de mayo de 2023, según informaciones televisivas emitidas por exadministradores de Metro Quito, un constructor ofrecía más de $100′000.000 por administrar el metro, por Baños; ahora todos los sobrecostos son asumidos por el Municipio sin ingresos, pues el metro no opera. La deuda del saldo del costo es alta y debe cancelarse ya con rentas municipales; como dijo el prócer guayaquileño don José Joaquín de Olmedo: “La justicia también exige que los trabajos y costos de las mejoras particulares de cada territorio salgan de sus propios fondos, pues sería duro y violento obligar a los pueblos perjudicados a costear ventajas ajenas y pagar su propio daño”. El Municipio de Quito también deberá pagar si hace giratoria la estatua de la Virgen en El Panecillo. (O)

Carlos Alberto Bernal Lange, ingeniero civil , Portoviejo